El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, abrió este martes el debate general de la 80ª Asamblea General de las Naciones Unidas, en Nueva York, fiel a la tradición que reserva a su país la primera palabra en el histórico foro multilateral. Y lo hizo con un mensaje contundente: la democracia y la soberanía no se negocian.
En un discurso cargado de advertencias, Lula afirmó que los ideales que dieron origen a la ONU “se ven amenazados como nunca antes en su historia” y alertó que el multilateralismo atraviesa “una nueva encrucijada”, con la autoridad de la organización puesta en jaque.
El mandatario denunció la “consolidación de un desorden internacional” marcado por “la política del poder, atentados a la soberanía, sanciones arbitrarias e intervenciones unilaterales”. Según explicó, esta dinámica no solo erosiona la cooperación global, sino que también profundiza la crisis de las democracias, cuyo deterioro trae “consecuencias trágicas”.
#ENVIVO | #ONU | El secretario General de las Naciones Unidas, António Guterres, afirmó que "estas elecciones no forman parte de un debate ideológico, son una cuestión de vida o muerte para millones de personas" pic.twitter.com/bezRFFqM9f
— teleSUR TV (@teleSURtv) September 23, 2025
En un tono más personal, Lula evocó la experiencia reciente de Brasil. Recordó que su país enfrentó “un ataque sin precedentes” y que la respuesta fue “resistir y defender la democracia”. Desde el podio de la ONU, lanzó un mensaje directo: “Ante los ojos del mundo, Brasil envió un mensaje a los autócratas: nuestra democracia y nuestra soberanía no se regatean”.
El presidente consideró además “inaceptable” la presión contra el sistema de justicia brasileño, en clara alusión a las reacciones de la derecha frente a la condena del expresidente Jair Bolsonaro “por haber atacado el sistema de derecho democrático”.
“Consolidación de un desorden internacional”
Da Silva afirmó que el mundo observa la “consolidación de un desorden internacional” que está marcado por “la política del poder, atentados a la soberanía, sanciones arbitrarias e intervenciones unilaterales”.
Fiel a las banderas que ha levantado en foros internacionales, Lula insistió en la necesidad de reformar los organismos globales para dar más lugar a los países en desarrollo, reiteró el reclamo de reconocimiento pleno al Estado palestino y advirtió sobre la urgencia de enfrentar la crisis climática y la desigualdad.
El debate general de la ONU se extenderá hasta el 26 de septiembre, con la participación de representantes de los 193 Estados miembros y dos delegaciones observadoras. Los temas más calientes incluyen la situación en Gaza y Palestina, la guerra en Ucrania, el conflicto en Sudán, además de los desafíos globales que plantea el cambio climático, la igualdad de género y la inteligencia artificial.
En su intervención, el jefe de Estado de Brasil afirmó que este debería ser una oportunidad de celebración de las Naciones Unidas pero “los ideales que inspiraron a sus fundadores se ven amenazados como nunca antes en su historia”.
“El multilateralismo está ante una nueva encrucijada. La autoridad de esta organización está en jaque”, expresó el mandatario brasileño, quien realizó la primera intervención de la jornada.
El jefe de Estado de Brasil estableció una relación entre el debilitamiento del multilateralismo y la crisis de la democracia, que se ve fortalecida cuando no la “sociedad falla en defender la paz, la soberanía y el derecho”. “Las consecuencias son trágicas”, agregó.
“Bajo un ataque sin precedentes, Brasil optó por resistir y defender su democracia”, aseveró y agregó que “no existe justificación alguna para la imposición de medidas unilaterales y arbitrarias”.
Tachó de “inaceptable” y de “interferencia en asuntos nacionales” la presión contra el sistema de Justicia, con referencia a las reacciones de los sectores de la derecha tras la sentencia al expresidente Jair Bolsonaro, “por haber atacado el sistema de derecho democrático”.
“Ante los ojos del mundo, Brasil envió un mensaje a los autócratas: ‘Nuestra democracia y soberanía no se regatean”, manifestó.
Anteriormente, el mandatario brasileño ha subrayado en repetidas ocasiones el papel de los países en desarrollo, la reforma de organismos internacionales y el reconocimiento de Palestina como Estado, así como ha denunciado la crisis climática y la desigualdad.
El gigante latinoamericano fue uno de los primeros países del continente en reconocer el Estado palestino, en 2010, dentro de las fronteras de 1967, que incluye la Franja de Gaza y Cisjordania, con Jerusalén Oriental como su capital.