[13 de septiembre de 2021] Carmen Britez, titular de la Unión de Personal Auxiliar de Casas Particulares (UPACP) y la Federación Internacional de Trabajadoras Domésticas (FITD), pasó por Puro Contenido Radio.
Habló del reciente encuentro virtual sobre trabajo informal, empresa y gobierno, donde “se discutió sobre el acceso a leyes de protección para el trabajo en casas particulares en aquellos países donde no las tienen, y su cumplimiento en países como Argentina, que tienen esas leyes pero no se cumplen”, detalló.
“El convenio 189 de la OIT de trabajo en Casas Particulares fue ratificado por Argentina y tiene rango constitucional, así como el 190 de eliminación del acoso y la violencia”, destacó Britez.
“Somos más de dos millones de trabajadoras de casas particulares y movemos la economía”, afirmó. “En Argentina un gran porcentaje de las trabajadoras en este sector son migrantes”.
“En el 2006, con (la presidencia de) Néstor Kirchner, se otorgó a los empleadores un descuento en el impuesto a las ganancias, lo que fue el puntapié para el registro formal de este trabajo”, recordó.
“Pero aunque prácticamente les sale gratis registrar a una trabajadora y pueden descontar hasta 15 mil pesos de ganancias, muchos no lo hacen. Hoy el aporte de una trabajadora a la seguridad social son $ 2.400 totalmente deducibles”, señaló.
“Fui una trabajadora doméstica y sé lo que se padece. Nos llevó 60 años tener una ley con derechos como cualquier trabajador, como el plus por antigüedad, pero falta todavía mucho. A pesar de que hay una ley que obliga a hacerlo, todavía hay muchos que no registran a sus trabajadoras”,sostuvo.
El empleador no parece darse cuenta de que tener una trabajadora registrada no impacta en su economía.
En cuanto al impacto de la pandemia en este sector, “el primero es que el empleador no quería pagar a la empleada si no venía a trabajar, y se buscaron todos los medios para que lo hiciera aún en medio de las restricciones más duras.
Decían que el IFE era parte del salario de la trabajadora y le descontaban ese monto. Otros inscribieron a sus empleadas de limpieza en la categoría de cuidado de niños o adultos mayores para que fueran consideradas esenciales y no dejaran de ir a trabajar. Buscaban permisos truchos, llevaban a las trabajadoras en el baúl del auto… se ha visto de todo… Y así muchas terminaron contagiadas de Covid y no fueron consideradas prioritarias cuando se comenzó a aplicar la vacuna”, describió.