Josefina Martorell, directora de Médicos Sin Fronteras para América del Sur de habla hispana, pasó por Puro Contenido Radio e hizo un balance de los 50 años de la organización, fundada en diciembre de 1971.
“No podemos festejar, porque nuestros 50 años de existencia nos recuerdan el fracaso del sistema mundial para resolver los problemas de las personas más vulnerables”, sostuvo.
“Desde antes que empezara la producción de vacunas empezamos a advertir sobre la posible disparidad en el acceso a ellas, algo que hoy está pasando. Apoyamos la exención de patentes, al menos mientras dure la pandemia. Hoy, priman los intereses de los laboratorios frente a la vida de millones de personas”, advirtió.
En el África Subsahariana, muchos países no han podido obtener vacunas ni siquiera para los trabajadores de salud. El acceso desigual también produce que surjan nuevas variantes del virus.Pero lamentablemente, no es en la OMS donde se decide esto, sino en la OMC (Organización Mundial del Comercio), donde priman los intereses de los países más ricos.
Martorell destacó que MSF tiene más de 500 proyectos en todo el mundo con más de 65 mil trabajadores. En Argentina no tienen actualmente una intervención activa, pero el año pasado asesoraron a las autoridades de Salud al principio de la pandemia .
Asimismo, muchos profesionales argentinos conforman el equipo mundial de Médicos sin Fronteras. La entidad funciona en base a donaciones de más de 6 millones de personas en todo el mundo, lo que garantiza la independencia de los poderes económicos y políticos.
MSF interviene tanto en conflictos como en todo tipo de desastres humanitarios, y cada vez más en aquellas provocadas por el cambio climático.
“Estamos viendo cada vez más los efectos del cambio climático en las poblaciones, que son víctimas de sequías o inundaciones y deben desplazarse; pierden sus cosechas, aumenta la inseguridad alimentaria y las enfermedades endémicas”, comentó.
La organización no sólo está integrada por médicos sino también por antropólogos, psicólogos y economistas, como la propia Martorell.