Luciana Soumoulou es productora agropecuaria, integrante de Bases Federadas y de la Mesa Agroalimentaria Argentina. Habló en Puro Contenido Radio desde Villa Eloísa, en el sur de la provincia de Santa Fe.
Además del panorama del sector y las propuestas para salir de la crisis, como su proyecto de retenciones segmentadas, la primera definición tuvo que ver que con la sequía que golpea fuertemente a diversas zonas del territorio nacional.
-Sí, la situación es dramática. Acá también, como toda la zona central del país, los lotes de trigo se perdieron, hubo cosechas ínfimas de 2 quintales de cada hectárea. Es muy triste ver eso, porque además de las pérdidas económicas, ahora la situación no cambia, aún falta sembrar la mayoría de la superficie.
En esta época se siembra soja, se siembra maíz para lo que es verano y todavía no se pudo sembrar por la falta de humedad y los maíces que ya están nacidos, lamentablemente están sufriendo muchísimo la falta de agua y están en un estado deplorable.
-Hay un tema que cada vez que se habla y sobre todo desde la ciudad, primero hacemos la aclaración que tenemos en algún escaso conocimiento del tema y que no hay siempre el espacio para salvo en los medios muy especializados, digamos, para contar verdaderamente la situación del sector. Pero hay algo que atraviesa que es el tema retenciones, por ejemplo, que parece ser como la única política que hay, depende del Gobierno, se sube y se baja como variable. ¿Qué mirada tenés con eso?
-Así es, lamentablemente, una vez más y sobre todo con la implementación del dólar soja uno y su segunda versión, queda demostrado que el sector es visto como una cuestión recaudatoria. Sobre todo por la deuda espantosa que nos dejaron con el Fondo Monetario Internacional y la necesidad de pagarla.
Desde ese punto de vista se puede comprender la medida para recaudar dólares. Sin embargo, es una medida más de las que atentan contra el arraigo de los pequeños productores, los que apostamos a producir una diversidad de alimentos o de cultivos en el campo, dado que el mayor beneficio de estas medidas quedan en manos de unas muy pocas y grandes empresas agropecuarias, que son las mismas que siempre vienen con recursos extra sector o propios del sector a nuestros territorios, a competir por el acceso a la tierra y también por la cadena de comercialización y de industrialización de todos los productos.
Lamentablemente estos favorecen mayoritariamente esos sectores, que son los que tenían acumulada la soja, ya sea porque la han producido o porque son las empresas comercializadoras exportadoras.
Esta situación en nuestro país está muy concentrada, hace décadas que se viene expandiendo el cultivo, principalmente de soja, pero de granos en general, soja y maíz y paralelamente se viene dando una desaparición: nosotros decimos de productores, sobre todo de los más pequeños.
En la década del 80, Argentina producía 40 millones de toneladas de granos y hoy alcanza las 150 millones de toneladas de granos. Sin embargo, en la década del 80 el Censo Nacional Agropecuario de 1988 ,indicaba que éramos 421.000 explotaciones agropecuarias. En el último censo, de 2018, ya quedábamos solamente 230.000.
Esto indica que desaparecimos el 45% de las explotaciones agropecuarias como contracara se expandió el cultivo de las millones de toneladas de soja. Esto es, no sólo a costa de la desaparición de pequeños productores, sino en la diversidad de la chacras mixtas y con los impactos ambientales que esto también genera.
Y después del consumidor final, el que está en la ciudad, también el que está en el pueblo no, pero el que al cual todo esto les suena un poco más lejano, lo ve todos los meses sobre todo en el precio de los alimentos, que siempre son los que más aumentan, en la inflación.
UTT: “Hay medidas que siempre le sirven a los grandes y nada para los chicos”
-Ese cambio en la población rural, con la caída del 45% de las unidades productivas, implica obviamente un nivel de concentración que no hay en muchos países en el mundo que tengan.
-No, esto es increíble. En Argentina, la estructura agraria y de concentración de la tierra en Argentina es un paradigma. Al contrario de lo que nos quieren hacer creer los sectores más concentrados de nuestro país, en los países más avanzados preservan los territorios rurales con sus diversidades y hay políticas muy fuertes de incentivos para que los pequeños productores sigan en esos territorios rurales produciendo alimentos, fomentando también las cadenas y los circuitos cortos de comercialización para que estos alimentos sean ofrecidos a nivel local. Bueno, esto que acá se ha dejado de cuidar, en el resto del mundo se cuida.
Los gobiernos destinan fondos para financiar y para acompañar a estos sectores lo hacen por distintos motivos: para que la población tenga acceso a alimentos sanos y a precios accesibles y también por una cuestión ambiental o de paisaje rural, a veces, como lo llaman en Europa, porque quieren preservar intactos estos lugares.
Nosotros acá, desde desde Bases Federadas y desde la Mesa Agroalimentaria, las propuestas que hemos presentado en el Congreso están en este sentido también de preservar lo que llamamos la soberanía alimentaria de nuestro país.
Eso significa que nuestro país defina qué produce, cómo lo produe. Para que de toda la alimentación, toda la población tenga acceso a los alimentos sanos, seguros y soberanos. Esto implica preservar los territorios rurales, la identidad de esos territorios, los saberes ancestrales también, la forma de producir la cultura. Y bueno, con este impacto que después se espera que tenga en el precio de los alimentos y el acceso de toda la población.
-¿Ustedes tienen una idea definida sobre el tema retenciones?
-Una vez más presentamos una propuesta respecto al tema, de segmentación de retenciones. Con el dolar soja se vieron favorecidos los sectores más concentrados del campo.
Para que para que te des una idea: son sólo 6 mil empresas en Argentina, las que producen el 80% de los 55 millones de toneladas de soja.
-Y también el nivel de extranjerización.
-Es enorme y lo notamos mucho en la exportación, porque tenemos las mismas empresas que están en los territorios compitiendo por el acceso a los a la tierra y desplazando también al cooperativismo de nuestros territorios, que es el que acompaña al productor históricamente.
Las que exportan los granos de nuestro país son sólo 10 empresas, la mayoría son extranjeras y las principales 4 concentran el 48% de la exportación de granos.
Para que se pueda cuantificar de lo que hablamos; un pequeño productor que no hace solo soja, hace una diversidad, a lo mejor hace un poco de soja, trigo, maíz es lo más clásico, hace sorgo si tiene animales para obtener alimentos y produce promedio 150 toneladas de de soja. Con el primer dólar joja se liquidaron, en solo un mes, 9 millones de toneladas.
Entonces, los que tienen la capacidad para semejante liquidación en tan poco tiempo son los grandes, los grandes productores y las exportadoras que ya tenían los granos que le habían comprado el pequeño productor.
Son las que después, a su vez, vienen a nuestros territorios alquilando tierras porque el 70% de las tierras agrícolas de nuestro país se encuentran con modalidad de arrendamiento. Esto qué implica que el pequeño productor, por ejemplo el tambero que necesita superficies para que sus vacas coman, para tener pasturas, en muchos casos necesita alquilar esos campos, para sumar un poquito más de superficie porque no le alcanza y ¿que pasa?, se ve desplazado, por qué de repente hay tanta plata, tantos recursos en estos sectores más concentrados, que los vuelvan a nuestros territorios, alquilando estos mismos campos para sembrar soja.
-Y además se alquila a valor soja o a precio dolarizado, digamos.
-Exactamente. A su vez, esto también va a tener un impacto, esta renta inesperada y extraordinaria para estos sectores, en el precio de los alimentos; en el desplazamiento de los pequeños productores; en el abandono de actividades como la lechería y la ganadería.
Porque esa soja, que también es alimento, que se convierte en pellet de soja para la vaca, sea de tambo o de cría, va a tener un costo mayor.
De la Mesa de Enlace al presente
Luciana Soumolou cuenta que en Bases Federadas, parte de la Federación Agraria Argentina (FAA), son todos pequeños productores, chacareros federados: “nosotros abrazamos los principios históricos de la Federación Agraria y para nosotros el gremio es nuestra casa”.
-Es nuestro espacio para luchar por por este modelo, por esta agricultura que queremos que siga existiendo, que es la de la chacra mixta. Entendemos que necesitamos fortalecer nuestra participación en espacios como la Mesa Agroalimentaria, donde sí se defiende este modelo que nosotros queremos.
Por eso nos hemos sumado a trabajar fuerte ahí, para darle visibilidad a lo que le pasa al pequeño productor. No todo el campo es lo mismo.
Queremos que esto se escuche fuerte, que no se olviden de los pequeños productores que seguimos apostando a producir en el territorio, a vivir en el campo sin apoyo de ningún tipo. Mientras vemos esta transferencia de fondos a estos sectores, que son los que han desplazado el pequeño agricultor, son los que han permitido la expansión de la frontera agropecuaria, que puede parecer buena, pero en realidad esa expansión en muchos casos fue sobre bosques, sobre territorios campesinos, fue a costa del ambiente. Y también de este modelo de Agricultura que uno dice, es la agricultura extractiva, porque toman los territorios rurales como plataformas y mientras es su negocio están ahí presentes, desmantelando, desplazando, hasta que no lo sea y pasan a otra actividad.
-¿Qué capacidad de discutir de estos proyectos hay en el Congreso?
Las propuestas se presentaron, como esta segmentación de retenciones. Es una experiencia que en el año 2015 hicimos posible cuando el ministro de Economía era Axel Kicillof y estábamos en la conducción de la Federación Agraria. Pudimos implementar un régimen de estímulo al pequeño productor, que tenía escalas no y se le hacía un reintegro de esa retención que se le había quitado. Era progresivo y tenía un límite máximo. Se beneficiaba también al que producía maíz, o sorgo, que es alimento para los animales.
Nosotros estamos renovando esa propuesta, porque en ese momento se demostró que es posible y viable. Luego el macrismo dejó de implementarla y explicamos que esto implica un porcentaje muy chiquitito, menos del 1% del total de lo recaudado por derechos de exportación, que volvería a este sector de pequeños productores, que somos los que vivimos y trabajamos en el campo, los que seguimos alimentando, los que generamos trabajo genuino en la localidad.
Lo que nosotros estamos proponiendo, es que esto esto que regresaría al pequeño productor en concepto de reintegro, no sea de libre disponibilidad, sino que demostremos que fue aplicado a fines específicos, como por ejemplo: las obras de infraestructura rural, la adquisición de genética animal, las mejoras de las condiciones laborales si existe una asalariado. Una serie de cuestiones que fortalecen las condiciones del arraigo en el territorio.
-Que no se den vuelta, como pasa con el dólar soja y vayan a especular al mercado financiero o cambiario, que además después presiona por otro lado, por el tema inflacionario también. Los consumidores perdemos por ambos lados en ese sentido.
-Exactamente, porque es lo mismo, son las mismas cadenas, son los mismos actores que concentran. Están en los territorios rurales acaparando tierra, pero también están concentrando en varios sectores. Por eso tenemos cadenas lácteas tan concentradas, como la de la harina, donde unas muy poquitas y enormes grandes mega empresas son las que tienen la producción y la comercialización. Por eso seguimos trabajando más fuerte para que no nos olvidemos de este campo.
Tener ese campo es bueno para nuestros territorios; para la identidad; para la soberanía alimentaria de nuestro país; para el consumidor que está en la ciudad pero que siente el impacto de esta estructura agraria concentrada que sigue sin salir a la luz.