Por apenas 13 votos, no se lograron los dos tercios necesarios para insistir con la movilidad jubilatoria. El presidente Javier Milei negoció con radicales y gobernadores, consolidando su veto. En la calle, otra vez la represión del “Protocolo” de Patricia Bullrich.
Fue una victoria en el Congreso, pero una derrota en el clima social. Las protestas en apoyo a los jubilados crecen en las calles, a pesar de la limitada convocatoria de los sindicatos, que hicieron poco por aumentar la masividad.
Este miércoles, en la Cámara de Diputados, una gran movilización rodeó el Congreso, desafiando el operativo encabezado por Patricia Bullrich. El reclamo de los jubilados ha ido cobrando fuerza: las jubilaciones son insuficientes y, bajo este gobierno, han empeorado la calidad de vida y el acceso a medicamentos.
La sesión no alcanzó los dos tercios necesarios por solo 13 votos. De las 166 voluntades requeridas, se obtuvieron 153 afirmativos. Apoyaron la moción Unión por la Patria, 14 de los 16 diputados del bloque de Pichetto, 26 de los 33 de la UCR, el Frente de Izquierda, la Coalición Cívica y los representantes de Santa Cruz.
El gobierno consiguió 87 votos, gracias al apoyo directo del PRO, bloques afines como el de Zago, tres ex Unión por la Patria de Tucumán y cinco diputados de la UCR. Con la asistencia perfecta, 86 votos bastaban para bloquear el intento de insistir con la movilidad. Sin embargo, no fue la única ayuda.
Las abstenciones de Innovación Federal, que previamente había apoyado la medida, también favorecieron a Milei. Entre las abstenciones destacadas se encuentra Lourdes Arrieta, exlibertaria conocida por visitar a genocidas en Ezeiza.
A pesar de que Milei logró frenar una serie de derrotas parlamentarias y sostuvo el veto, la lucha por los derechos de los jubilados persiste. El rechazo a la decisión del oficialismo de ajustar las jubilaciones a través de la represión sigue en aumento. Las organizaciones de jubilados, junto con el Frente de Izquierda, se han movilizado cada miércoles desde el veto presidencial, con un creciente apoyo de sectores sindicales de la CGT y la CTA.
El gobierno tuvo que hacer múltiples movimientos para bloquear la insistencia con la movilidad jubilatoria. Milei negoció primero con Macri y luego tuvo que coordinar con el PRO y el bloque de Zago, a quienes antes había despreciado. El presidente asumió personalmente la negociación con lo que llama “la casta”, sentando las bases para una estrategia común. Sin embargo, el respaldo decisivo vino de un sector de la UCR y de los gobernadores cercanos a Sergio Massa del bloque Innovación Federal (Salta, Misiones y Río Negro). El diputado de la izquierda, Nicolás del Caño, denunció la corrupción en la sesión, preguntándose: “¿Qué reciben a cambio?”
La UCR quedó expuesta a un nuevo papelón parlamentario, convirtiéndose en el principal sostén del veto de Milei. Hasta hace poco, los radicales se jactaban de ser impulsores del aumento jubilatorio; ahora, son vistos como traidores.
El bloque radical mostró su “creatividad” de varias maneras. Un diputado, Galimberti, renunció dos días antes de la sesión para ocupar un cargo en Entre Ríos, ofrecido por el gobernador del PRO, Rogelio Frigerio. Curiosamente, su reemplazo votó a favor del veto de Milei. Otros cinco diputados cambiaron su voto, pasando de apoyar la movilidad a alinearse con el veto. Entre ellos estaban Picat (Córdoba), Tournier (Corrientes), Cervi (Neuquén), Campero (Tucumán) y Arjol (Misiones). Algunos, como Roxana Reyes (Santa Cruz), anunciaron su abstención pero finalmente estuvieron ausentes.
Hacia el final de la sesión, el tucumano Mariano Campero rompió el silencio entre los acusados de traición, afirmando que se había sentido “aludido”, lo que provocó risas en el recinto. Aunque su discurso careció de justificaciones claras, fue ovacionado por las bancadas libertarias y del PRO, mientras algunos radicales observaban con amargura.
La foto que la UCR le regaló a Milei en la Casa Rosada, con los cinco diputados que cambiaron su voto, le permitió al presidente exhibir que estaba ganando aliados. Además, la traición de la UCR se convirtió en el centro del debate mediático, alejando parcialmente el foco de la responsabilidad de Milei.
Otro grupo clave en el bloqueo fue el de los ocho diputados de Innovación Federal, quienes decidieron abstenerse bajo la presión de los gobernadores aliados a Sergio Massa. El rionegrino Agustín Domingo explicó que no querían ir contra el veto, pero tampoco convalidarlo. A puertas cerradas, admitieron que la presión de los gobernadores fue decisiva para cambiar su postura, ya que en junio habían votado a favor del aumento.
Finalmente, los tres ex Unión por la Patria de Tucumán, ahora fieles a Milei, también apoyaron el veto, consolidándose como colaboradores del presidente desde el tratamiento de la Ley Bases.
Germán Martínez, jefe de la bancada de Unión por la Patria, señaló el apoyo del peronismo a Milei: “Aquellos que en nombre del peronismo fueron a elecciones en sus provincias hoy votan a favor del veto de Milei. ¿Dónde están las caras de quienes se alinean en esa posición?”.