Sus causas judiciales, las promesas de campaña y el panorama que se abre con su vuelta al salón Oval.
Con 78 años, la misma edad con la que Joe Biden asumió el poder, el exmandatario republicano Donald Trump se convierte en el segundo presidente de la historia de Estados Unidos en recuperar el cargo después de haber perdido una reelección, un hecho inédito desde el caso del demócrata Grover Cleveland en el siglo XIX, el 22.º y 24.º presidente en los períodos 1885-1889 y 1893-1897.
La reciente campaña de Trump no estuvo exenta de controversias. Durante el proceso, fue víctima de al menos un intento de asesinato, resultando levemente herido por un disparo que le rozó la oreja. Asimismo, su candidatura ha sido descrita en medios estadounidenses como una “situación legal sin precedentes”, ya que enfrenta múltiples acusaciones, entre ellas 34 cargos penales por fraude en Nueva York y otra investigación por subversión electoral a nivel federal.
Trump, sin embargo, sostiene que se trata de una “caza de brujas” política, y ha prometido una “retribución” contra quienes considera responsables de estos procesos. También está involucrado en otro caso abierto, acusado por el fiscal especial Jack Smith de subversión electoral federal.
De magnate a presidente: la trayectoria de Trump
Conocido por su fortuna y su perfil mediático, Donald Trump creció en el entorno de los negocios inmobiliarios de Nueva York, bajo la tutela de su padre, Fred Trump. Tras estudiar economía en la Universidad de Pensilvania, tomó las riendas de la empresa familiar, que transformó en el emporio que hoy conocemos como The Trump Organization.
Su incursión en el mundo de los medios comenzó en los años ochenta, cuando su imagen pública creció de la mano de proyectos inmobiliarios icónicos, como la Torre Trump en Manhattan, y de inversiones en sectores tan diversos como los concursos de belleza y la televisión. En 2015, lanzó oficialmente su primera campaña presidencial, apelando a sectores de la clase trabajadora con promesas de mano dura en inmigración y políticas económicas nacionalistas, y en 2016 fue elegido como el 45.º presidente de EE.UU.
- Donald Trump nació en Nueva York en 1946.
- Hijo del prominente empresario inmobiliario Fred Trump.
- Se graduó en ciencias económicas en la Escuela de Negocios Wharton de la Universidad de Pensilvania en 1968 y luego se sumó a la empresa familiar, a la que rebautizó como The Trump Organization.
Agenda y promesas para su segundo mandato
En su retorno a la Casa Blanca, Trump ha reafirmado muchas de las promesas que marcaron su primer mandato. Su visión económica aboga por reducir impuestos y regulaciones, y promover la producción nacional mediante aranceles que, principalmente, afectarían las importaciones desde China. En cuanto a política energética, Trump plantea un aumento de la producción de combustibles fósiles y energía nuclear para garantizar la independencia energética de EE.UU.
Uno de los temas centrales de su agenda es la inmigración. El plan republicano contempla terminar la construcción del muro en la frontera con México, aumentar el personal de seguridad fronteriza y endurecer las políticas de deportación para inmigrantes ilegales. Además, promete anular la ciudadanía por nacimiento para hijos de padres indocumentados.
En política exterior, Trump mantiene una postura de fortalecimiento de las alianzas, aunque exige a los aliados europeos un mayor compromiso económico en defensa común, tal como lo planteó durante su primer mandato. También ha prometido una rápida resolución al conflicto entre Rusia y Ucrania, y ha expresado su apoyo a Israel en su política hacia Gaza, afirmando que un ataque como el de octubre pasado no habría sucedido bajo su administración.
Un panorama complejo ante un segundo mandato
Aunque su regreso al poder genera grandes expectativas entre sus seguidores, el panorama para Trump no es sencillo. Sus numerosos conflictos legales y el clima de polarización política suponen desafíos adicionales para un presidente que promete gobernar con “mano firme” en temas sensibles como la economía, la educación, y la seguridad nacional. Trump enfrenta una nación dividida y múltiples frentes abiertos, tanto dentro como fuera del país, en su regreso a la Casa Blanca.
Propuso aumentar los aranceles sobre importaciones como un método para financiar la reducción de impuestos internos. Esto, con relación al comercio con China, a la que acusa de “competencia injusta”.
Para frenar la expansión económica china, quiere impedirles la compra de bienes raíces y empresas en sectores estadounidenses, además de eliminar gradualmente las importaciones de productos esenciales y de automóviles desde China.
En cuanto a la industria local, se propone prohibir que empresas que subcontratan trabajos en el extranjero hagan negocios con el Gobierno Federal.
Además, apuntan a desregular el sector de criptomonedas y levantar las “trabas” que impiden el desarrollo de la inteligencia artificial.
Por otra parte, el presidente electo quiere extender los recortes y exenciones impuestas impositivas que ya implantó bajo su presidencia en 2017. La ley de ese entonces redujo el impuesto corporativo del 35 % al 21 %, entre otros.
Planteó la eliminación de los impuestos sobre las propinas e incentivos fiscales para quienes compran una casa por primera vez y quiere liberar parcelas de tierra federal para la construcción de viviendas y reducir las tasas hipotecarias mediante medidas antiinflación.
En materia de energía, pretende incentivar la producción energética, con el aumento del uso de todos tipos de energía, incluidas fósiles y nuclear, como la vía hacia la independencia energética y un método para reducir la inflación, garantizando electricidad asequible para todos.
Inmigración: piedra fundamental de la campaña de Trump
La idea del republicano es retroceder con la política de “puertas abiertas” de los demócratas, completar la construcción del muro fronterizo en el límite con México, y aumentar el personal fronterizo con mayores competencias y con apoyo de tropas actualmente desplegadas en el extranjero.
En ese camino, proyecta reestablecer las prohibiciones de entrada desde “países indeseables”, como los de mayoría musulmana, y restaurar la política como ‘Quédate en México’ y ‘Título 42’, que facilitaban el rechazo de entrada.
Trump analiza el “mayor programa de deportaciones en la historia” para los inmigrantes que entran ilegalmente y cometen otras violaciones de las leyes locales.
Educación, uno de los ejes de la desregulación trumpista
Uno de los objetivos es eliminar el Departamento de Educación en Washington D.C. y devolverlo a los estados, desde donde se gestionaría el sistema educativo del país.
Eso supones la convivencia de varios modelos educativos con apoyo público. Con el argumento de recortar el costo de la educación superior, los republicanos proyectan la creación de alternativas adicionales, como camino intermedio a un título universitario tradicional de cuatro años.
Qué se puede esperar en materia de política exterior
Los republicanos impulsan una política centrada en los intereses “fundamentales de Estados Unidos”, priorizando la protección del territorio, la población y las fronteras del país.
Se proponen fortalecer las alianzas internacionales de EE.UU., exigiendo que los aliados asuman sus compromisos de inversión en defensa común. Esto sigue la línea de las demandas reiteradas de Trump para que los miembros europeos de la OTAN alcancen el objetivo de destinar el 2 % de su PIB a gastos militares.
El programa también contempla restablecer la paz en Europa. Trump ha afirmado en varias ocasiones que, de ganar las elecciones, lograría un acuerdo de paz entre Rusia y Ucrania en solo 24 horas, asegurando tener buenas relaciones con los líderes de ambos países.
Respecto al conflicto en Gaza, Trump expresó su respaldo a Israel y su compromiso con “la paz en Oriente Próximo“. Según el exmandatario republicano, el ataque del 7 de octubre del año anterior no habría ocurrido si él hubiese estado en el poder.
En cuanto al Indo-Pacífico, promete apoyar la existencia de “naciones fuertes, soberanas e independientes” en la región, que puedan prosperar en paz y comerciar con otros países.