(11 de febrero de 2024)
Durante su pontificado, Francisco ya convirtió en santos al argentino José Gabriel “cura” Brochero, en 2016, y al ítalo-argentino Artémides Zatti en 2022.
La figura de Mamá Antula se eleva como un faro de fe y dedicación en la historia argentina y de la Iglesia Católica. Con su reciente canonización, se convierte en la tercera santa argentina, pero destaca como la primera mujer en recibir este honor. Precedida por José Gabriel “Cura” Brochero, canonizado en 2016, y Artémides Zatti, en 2022, Mamá Antula emerge como una figura emblemática que ha tocado las vidas de muchos a través de los milagros que se le atribuyen.
Entre los milagros que se atribuyen a Mamá Antula, destacan dos casos que han sido fundamentales en su proceso de canonización. El primero de ellos relata la curación milagrosa de la religiosa Rosa Vanina, perteneciente a las Hijas del Divino Salvador, quien se recuperó de una grave enfermedad en 1904 gracias a la intercesión de Mamá Antula. En aquella época, la ciencia médica era limitada y la enfermedad de Vanina, una colecistitis aguda, era considerada mortal. Sin embargo, su pronta recuperación sorprendió a los médicos y fue atribuida a la intervención divina.
El segundo milagro ocurrió en 2017 en la provincia de Santa Fe, cuando Claudio Perusini, exalumno del papa Francisco, se recuperó milagrosamente de una serie de complicaciones médicas graves, incluyendo un ictus isquémico, coma profundo y shock séptico. Los médicos no encontraron explicación lógica para su recuperación, y tras una rigurosa evaluación, el Vaticano concluyó que fue gracias a la intervención sobrenatural de Mamá Antula.
La trayectoria
La vida de Mamá Antula estuvo marcada por su valentía y dedicación a los más necesitados. Desde una edad temprana, mostró una determinación inquebrantable al unirse a los jesuitas y dedicarse a ayudar a los marginados de la sociedad. A pesar de los desafíos y la adversidad, recorrió miles de kilómetros promoviendo los ejercicios espirituales según el espíritu ignaciano, dejando una huella imborrable en la historia religiosa de Argentina.
El legado de Mamá Antula perdura a través de la Santa Casa de Ejercicios Espirituales, uno de sus logros más destacados, donde pudo ofrecer los ejercicios espirituales a decenas de miles de personas. Su mausoleo, declarado “sepulcro histórico nacional”, es un lugar de peregrinación para aquellos que buscan inspiración y guía espiritual.
El testimonio de su vida y obra continúa siendo una fuente de inspiración para millones de personas en todo el mundo, recordándonos el poder transformador de la fe y el amor incondicional hacia los demás. Mamá Antula, la primera santa mujer argentina, seguirá iluminando el camino de aquellos que buscan la verdad y la redención en su fe.
Mama Antula ya había sido declarada beata en 2016, con una ceremonia en Santiago del Estero, luego de que se aprobara un milagro en la curación de una religiosa de las Hijas del Divino Salvador, la hermana Rosa Vanina, quien habría recuperado la salud en 1904 por intercesión de la fundadora y madre espiritual de esta congregación.
La documentación se recogió en 1905: se trató de una colecistitis aguda, con todos los síntomas del shock séptico, que en aquella época, sin antibióticos, era mortal.
En 2010, el entonces pontífice Benedicto XVI había dado el primer paso hacia la beatificación de Mama Antula al considerarla “venerable” tras reconocer que “practicó las virtudes cristianas en grado heroico”.
Nacida en 1730 en lo que hoy es la provincia de Santiago del Estero, y fundadora en Buenos Aires de la Santa Casa de Ejercicios Espirituales, Mama Antula falleció el 7 de marzo de 1799, y sus restos descansan en la actualidad en la iglesia porteña de Nuestra Señora de la Piedad, ubicada en la calle Bartolomé Mitre y Paraná.