Mercosur y Unión Europea: histórico acuerdo tras 25 años de negociaciones

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Alcanzaron un entendimiento que habilitará una zona de libre comercio con 700 millones de consumidores, marcando el final de un período de 25 años de negociaciones. De todos modos, hay fuertes resistencias de parte de Francia.

El anuncio fue realizado este viernes en Montevideo, en el marco de la 65° Cumbre del Mercosur, con la presencia de la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, quien viajó especialmente para cerrar las conversaciones.

Von der Leyen destacó que el acuerdo será una ganancia para Europa, ya que 70.000 empresas exportan al Mercosur, 30.000 de las cuales son pequeñas y medianas empresas (pymes). “Este entendimiento asegura un mercado, facilita ingresos, reduce aranceles y otorga acceso preferencial a materias primas”, señaló, añadiendo que las empresas europeas podrían ahorrar hasta 4.000 millones de euros gracias a esta medida.

Por su parte, el presidente argentino, Javier Milei, calificó al acuerdo como una necesidad impostergable. “Nos encerramos en nuestra propia pecera, tardando más de 20 años en cerrar un acuerdo que aún dista de ser una realidad. No podemos darnos el lujo de dejar pasar oportunidades de comercio; la necesitamos como agua en el desierto”, afirmó.

Reacciones del sector privado

Dante Sica, exministro de Producción y Trabajo, consideró el acuerdo como “una excelente noticia para la Argentina”. Subrayó que el entendimiento es equilibrado entre sectores industriales y agropecuarios, y que podría generar un impacto positivo en áreas clave como energía, minería y servicios basados en el conocimiento.

Desde la Cámara Argentina de Comercio (CAC), su presidente Natalio Mario Grinman celebró la profundización del intercambio entre ambos bloques. “El Mercosur y la Unión Europea constituyen un mercado de 700 millones de personas con estructuras productivas complementarias. Este acuerdo es una herramienta potente para incrementar el comercio, las inversiones y los niveles de actividad económica”, sostuvo.

Grinman también señaló que el entendimiento reforzará la integración internacional de Argentina y permitirá consolidar su rol como proveedor confiable de bienes estratégicos en el nuevo contexto global.

El acuerdo, producto de intensos esfuerzos diplomáticos, representa un avance significativo para la integración económica de los países involucrados. “El motor del progreso de las naciones es el sector privado, y el Estado debe generar las condiciones para que esto ocurra”, concluyó Grinman.

El complejo camino del acuerdo entre la Unión Europea y el Mercosur

Las negociaciones entre la Unión Europea (UE) y el Mercosur comenzaron en el año 2000, pero tras más de dos décadas, el acuerdo aún no ha sido ratificado. En mayo de 2016, las partes relanzaron el proceso, intercambiaron ofertas y aceleraron las negociaciones, según detalla la UE en su página oficial.

El 28 de junio de 2019 marcó un hito con la firma de un acuerdo político para un tratado “ambicioso, equilibrado y completo” que aborda temas como tarifas, reglas de origen, medidas sanitarias, servicios, propiedad intelectual y desarrollo sostenible. Sin embargo, según Ricardo Carciofi, investigador del Programa de Desarrollo Económico de Cippec, ese fue solo el cierre técnico del acuerdo. A partir de entonces, comenzaron los trámites formales para su aprobación en la Comisión Europea y posterior ratificación, un proceso que encontró numerosos obstáculos.

Los desafíos: pandemia y tensiones ambientales

Carciofi señaló que la pandemia ralentizó las gestiones, mientras que en la UE surgieron objeciones, especialmente por cuestiones ambientales. La política del expresidente brasileño Jair Bolsonaro hacia el Amazonas dio argumentos a los sectores europeos más reticentes al pacto.

El Boletín de Comercio Exterior del Mercosur, una publicación de la CEPAL, destacó que en 2023 existía expectativa de ratificación durante la cumbre CELAC-UE en julio o en la Cumbre Presidencial del Mercosur en diciembre. Sin embargo, persistieron desacuerdos en Europa, donde países como Francia y los Países Bajos mantienen su oposición, principalmente por el impacto en sus sectores agropecuarios.

La resistencia de Francia

Francia ha sido uno de los principales detractores del acuerdo. La ministra de Agricultura, Annie Genevard, manifestó que las importaciones agrícolas sudamericanas perjudicarían a los productores franceses. Organizaciones agrícolas han convocado protestas tanto en Francia como en Bruselas, argumentando que la competencia de productos más baratos del Mercosur amenaza sus medios de vida.

Más de 600 legisladores franceses publicaron una carta abierta dirigida a Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, en la que afirmaron que las condiciones para adoptar el acuerdo “no se han cumplido”.

Comercio entre la UE y el Mercosur

Según un informe de la Bolsa de Comercio de Rosario, la UE es el segundo socio comercial del Mercosur, con un intercambio cercano a los 110.000 millones de dólares en 2023. No obstante, el vínculo ha mostrado estancamiento en las últimas décadas, perdiendo protagonismo frente a otras regiones.

En el caso de Argentina, las exportaciones al bloque europeo en 2023 se redujeron más del 36% debido a la sequía, alcanzando un mínimo histórico. En tanto, durante los primeros nueve meses de 2024, el comercio con la UE fue el tercero más importante para el país, según datos del INDEC.

Impactos y oportunidades para Argentina

Un informe de Cippec de 2020 destacó que el acuerdo con la UE podría ser clave para la transformación productiva de Argentina. Más allá del comercio de bienes, el tratado abarca servicios, compras gubernamentales y propiedad intelectual, lo que podría atraer inversiones y modernizar sectores estratégicos.

Carciofi subrayó que el acuerdo permitiría consolidar el acceso al mercado europeo, atraer tecnología e inversiones y mejorar el funcionamiento del Mercosur. No obstante, advirtió que el verdadero desafío comienza tras la firma, con la necesidad de una agenda de políticas para aprovechar el potencial del acuerdo.

“La firma sería un paso importante, pero supone una agenda de trabajo para alcanzar los objetivos propuestos”, concluyó el economista.

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