Asumirá luego de la salida de Gerardo Werthein de la Cancillería, cuya renuncia se confirmó hoy y se hará efectiva luego de las elecciones del domingo.
El presidente Javier Milei aceleró este jueves la reconfiguración de su gabinete, que será presentado oficialmente el próximo lunes, tras las elecciones nacionales. En un movimiento que refuerza la alianza entre la economía y la diplomacia, el mandatario designó a Pablo Quirno como nuevo canciller, reemplazando a Gerardo Werthein, quien dejará el cargo el lunes 27 de octubre.
Quirno, actual secretario de Finanzas y figura clave en el equipo económico que, según el Gobierno, logró “evitar la mayor crisis de la historia del país”, asume el desafío de liderar la política exterior argentina en un momento crucial. Su nombramiento no solo consolida su estrecha relación con el ministro de Economía, Luis “Toto” Caputo —quien fue su principal impulsor—, sino que también profundiza la visión “pro-mercado” que Milei busca imponer en su segunda etapa de gobierno.
De las finanzas a la Cancillería: un perfil estratégico
Con experiencia en la Secretaría de Relaciones Económicas de la Cancillería, Quirno ha sido el rostro visible en las negociaciones con inversores internacionales, un rol que ahora ampliará desde el Ministerio de Relaciones Exteriores. Según el comunicado oficial, su misión será “abrir la Argentina al mundo”, impulsando acuerdos comerciales que dinamizen la economía y consolidando la reinserción del país en Occidente.
El nuevo canciller, que mantiene un vínculo cercano con Santiago Caputo y es un asiduo a los círculos de Carajo Stream —donde suele lucir el pin de las Fuerzas del Cielo—, agradeció su designación con un mensaje en redes sociales: “Un honor asumir esta nueva responsabilidad. ¡Seguiremos trabajando en equipo!”, destacando la confianza depositada por Milei y Caputo.
Un gabinete en movimiento
Mientras Quirno se prepara para asumir su nuevo cargo, el Gobierno aún debe definir quién reemplazará a Mariano Cúneo Libarona en el Ministerio de Justicia, en una reorganización que busca alinear al equipo de Milei con los desafíos de su segunda etapa.
La apuesta es clara: una Cancillería alineada con la economía, que combine la “atracción de inversiones con una agenda diplomática enfocada en Occidente y la ‘batalla cultural que el oficialismo promueve tanto a nivel local como global”.
