En una jornada maratónica que se extendió por más de 20 horas, se aprobó en la mañana del jueves el proyecto de ley de Financiamiento de Universidades Nacionales.
La sesión, que comenzó el miércoles y se prolongó hasta las 7:30 de la mañana siguiente, tuvo en este uno de los temas centrales, que había sido incluido en el temario a última hora del miércoles y generó un debate encendido. Con cuatro dictámenes sobre la mesa, el primero en ser votado fue el de mayoría, presentado por Unión por la Patria (UP). Sin embargo, con 90 votos afirmativos y 126 en contra, la propuesta fue rechazada.
El siguiente dictamen, también del oficialismo, corrió la misma suerte: 86 votos a favor y 130 en contra. Pero el tercer intento, impulsado por la UCR, logró reunir el consenso necesario. Tras incorporar modificaciones propuestas por UP, la iniciativa obtuvo finalmente 143 votos a favor, 77 en contra, y una abstención. Esta última correspondió al mendocino Lisandro Nieri.
La votación positiva fue fruto de intensas negociaciones entre el radicalismo y el oficialismo, que incluyeron una amenaza de no dar quórum si el proyecto no era incluido en el debate. Este contexto refleja las profundas divisiones y la complejidad de los acuerdos que se requieren para avanzar en temas cruciales para el país.
Los discursos y las tensiones
El debate en el recinto estuvo marcado por posturas fuertemente contrapuestas. La diputada Blanca Osuna, en defensa del dictamen de mayoría, advirtió sobre la “situación de extrema emergencia” que atraviesan las universidades argentinas, describiéndola como “una situación de altísimo riesgo”. Su discurso enfatizó que la educación superior es un derecho inalienable, y que el financiamiento estatal es fundamental para garantizar su sostenibilidad.
Por su parte, José Luis Espert, de La Libertad Avanza, defendió el dictamen del oficialismo subrayando que el Gobierno está haciendo lo necesario para garantizar el funcionamiento de las universidades. Espert destacó que las transferencias presupuestarias se incrementaron en un 120% respecto al año anterior, superando la inflación estimada para 2024. También mencionó los esfuerzos por saldar deudas heredadas y reactivar obras de infraestructura universitaria.
Desde la UCR, la diputada Danya Tavela cuestionó los gastos superfluos en otras áreas del Estado y criticó el retraso en la convocatoria a paritarias docentes. Maximiliano Ferraro, también de la UCR, se sumó a las críticas señalando la “degradación del debate” y la falta de compromiso con la educación por parte del Gobierno, recordando que durante el mandato de Javier Milei las universidades están a merced de lo que decida el Ministerio de Economía.
El último dictamen, presentado por la izquierda, puso de relieve la “emergencia universitaria” y la profunda pérdida salarial que han sufrido los docentes en los últimos años. Pablo Carro, de UP, trazó un paralelismo entre la situación actual y las crisis de 1989 y 2001, subrayando que la caída salarial de los docentes universitarios es la más significativa en 40 años de democracia.
Un final amargo
El debate concluyó con las palabras del diputado Santiago Santurio, de La Libertad Avanza, quien no dudó en calificar al gobierno anterior como “un modelo agotado e hipócrita”. Su discurso, que abarcó temas más allá del financiamiento universitario, estuvo cargado de acusaciones contra la administración anterior por la desfinanciación de las universidades y las demoras en los pagos.
Con esta votación, la Cámara de Diputados dio media sanción a un proyecto que promete seguir generando controversias. Lo que resta es ver cómo se desarrollará la discusión en el Senado y si las universidades argentinas podrán obtener el financiamiento necesario.