Los delegados facultaron a la conducción de la Federación a “tomar las medidas de fuerzas necesarias”. En diciembre, el sector tendrá sus paritarias y el secretario general Daniel Yofra recordó que “este gobierno viene por la clase trabajadora”.
En un auditorio colmado de banderas y consignas, se llevó a cabo el 73° Congreso Ordinario y Extraordinario de la Federación de Trabajadores del Complejo Industrial Oleaginoso, Desmotadores de Algodón y Afines de la República Argentina (FTCIODyARA). El clima era de unidad y determinación; 160 delegados y dirigentes sindicales votaron unánimemente para autorizar a la Comisión Directiva a tomar “las medidas de fuerza que sean necesarias” en la negociación paritaria prevista para diciembre.
El mensaje era claro: defender un salario que realmente cubra las necesidades de los trabajadores y trabajadoras, en línea con los términos establecidos en la Constitución Nacional y la Ley de Contrato de Trabajo. “No hay dudas de que vamos a defender a nuestra clase”, aseguró el secretario general Daniel Yofra, ante los aplausos de una audiencia que veía en él el reflejo de sus propias luchas.
El congreso contó también con la presencia de Daniel Succi, secretario general del Sindicato de Obreros y Empleados Aceiteros de San Lorenzo (SOEA San Lorenzo). Succi enfatizó el desafío al que se enfrentan: “Tenemos una sola obligación: defender como sabemos defender a nuestros compañeros trabajadores y el valor del trabajo, porque este gobierno viene por la clase trabajadora”.
Las demandas son concretas y urgentes. En la negociación, los trabajadores aceiteros buscarán que el salario mínimo cumpla con las nueve necesidades básicas que estipulan las leyes argentinas: una remuneración que asegure alimentación, vivienda, educación, vestuario, asistencia sanitaria, transporte, esparcimiento, vacaciones y previsión. La Federación Aceitera y Desmotadora y el SOEA San Lorenzo avanzan unidos en esta demanda, conscientes de que el desafío de lograr un salario digno va más allá de una mesa de negociación; es una lucha histórica que atraviesa generaciones de trabajadores.
Este Congreso, lejos de ser una formalidad, se convierte en una instancia para reafirmar la identidad y el objetivo común de los aceiteros y desmotadores: un salario digno para un trabajo digno.