El Canal Magdalena y la industria pesquera argentina

(10 de febrero de 2024)

(Por Feliciano Ramos) ¿Argentina puede salir de la perpetua crisis si hace todo lo contrario a los demás países? A esos países, por otra parte les va bien haciendo todo lo contrario a lo que hacemos nosotros.

Por ejemplo, en cuanto a la salida al mar el presidente Javier Milei deserta del proyecto del canal Magdalena y acuerda con su par uruguayo Luis Lacalle Pou la ampliación del puerto de Montevideo.

Con esto, importantes puertos argentinos como La Plata y Bahía Blanca pierden ante el puerto de Montevideo, esta decisión favorece a la República Oriental del Uruguay y a las terminales multinacionales sobre el Rio Paraná y las del puerto de Montevideo. Claramente, esto va en contra de los intereses geopolíticos y económicos de nuestro país, que sin la obra del Canal Magdalena continúa sin salida al mar.

Queda expuesto que, otra vez, los intereses de grupos multinacionales y sus socios de la Bolsa de Comercio se imponen y van en contra de los intereses del país, y los flamantes gobernantes del país, de nuevo como sus antecesores, gobiernan para esos grupos.

Otra decisión en contra del país es la de cerrar el Astillero Tandanor para darle el lugar a un “empresario” inmobiliario que construya sus mega torres privadas, solo para ricos.

Mientras queremos cerrar un astillero, vemos lo que hace Uruguay que en Montevideo construyó una draga de mas de 6.000 metros cúbicos de cantara o Paraguay, que acaba de botar un moderno remolcador empuje, considerado el mas moderno y que navegará los ríos Paraná, Paraguay, Uruguay y de la Plata.

Como vemos, los países limítrofes hermanos construyen barcos y nosotros queremos cerrar astilleros, vamos a contramano del crecimiento y del desarrollo, vamos hacia la profundización de la pobreza y la desintegración como país.

Tenemos el comercio exterior, el mas importante el de granos y el ganadero totalmente extranjerizado, que por décadas el Estado argentino ignoró, se desentendió deliberadamente de lo que se exportaba en materia agrícola ganadera, las consecuencias son devastadoras. Por un lado triangulación, autocompra, contrabando de exportaciones agrícola ganadera, un total saqueo de las exportaciones argentinas y por otro desvalorización de la moneda, pobreza, desocupación, miseria e indigencia.

Si bien las exportaciones en materia de pesca marítima a duras penas se sostienen escapando en parte a esta extranjerización, sufre constantemente el otro saqueo. El saqueo de la zona del rectángulo azul, la zona de pesca más rica y abundante del mundo. Cientos y miles de buques pesqueros, mayormente chinos y de otras nacionalidades, saquean nuestra pesca las 24 horas de los 365 días del año. Para eso cuentan con la logística de recalar en puertos de países hermanos como por ejemplo Uruguay.

La Argentina no ha beneficiado la empresas pesqueras locales, por ejemplo; si una empresa pesquera construye un buque pesquero no tiene ninguna ventaja por sobre las otras que operan con buques de pesca viejos o lo compran en el extranjero, si sumas las innumerables trabas o requisitos que el Estado se asegura de ponerle a quien construye un buque. Construir un buque en este país te pone en desventaja cuando debería ser todo lo contrario.

Según una muy buena nota de Fabián Lugarini el sector de pesquero exportó, en 2022, 1.823 millones de dólares constituyéndose así en el octavo complejo exportador del país. Tal vez por esto mismo la intención de la malograda Ley Ómnibus y del gobierno de extranjerizarla, así en vez de producir ganancias en empresas nacionales que pagan impuestos, las ganancias se trasladan a empresas extranjeras, las mismas que hoy nos depredan nuestros mares, sin pagar ningún impuesto, ¿en qué se beneficiaria el país con esta extranjerización? En nada, se perjudicaría al igual que con el extranjerizado comercio exterior del río Paraná. Pero en este país las autoridades no toman decisiones a favor del mismo sino de las multinacionales.

Prosigue Lugarini, “de haberse aprobado los 12 artículos de la Ley Ómnibus y la derogación de la ley de pesca 24.922, hubieran destruido la industria pesquera nacional, poniendo en riesgo el trabajo y los ingresos de cien mil familias, además de (los peces), o recursos vivo del ecosistema del Mar Argentino”. El Canal Magdalena sería la conexión hídrica ideal para no solo la industria de la pesca argentina sino para abaratar todo el transporte desde el sur del país al norte y viceversa, ¿se imaginan empresas nacionales de Ushuaia pudiendo colocar sus productos baratos en Misiones o al contrario?

¡Cuánto desarrollo y crecimiento mutilado por la falta de este Canal!

La pregunta que nos hacemos los argentinos es ¿cómo vamos a salir de una crisis incesante si los gobiernos en vez de tomar decisiones a favor del país lo hacen a favor de poderosos grupos empresarios extranjeros? ¿Por qué en vez de ajustar por devaluación y por aumentos desmedidos mientras impulsamos leyes que profundizan la dependencia, no tratamos de reactivar el aparato productivo argentino y desalentamos la extranjerización y el extractivismo?

El único camino que le queda al país es el de recuperar la soberanía perdida y para eso mas allá de los gobiernos que padezcamos están los infinitos recursos morales del pueblo argentino que constantemente salen a la calle a poner limites a los abusos del poder, gritando fuerte para que el mundo escuche

¡LA PATRIA NO SE VENDE! ¡SE DEFIENDE! ¡SOBERANIA! ¡SOBERANIA! ¡SOBERANIA!


Feliciano Ramos
(Capitán Fluvial / Integrante de Foro por la Recuperación del Rio Paraná)

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