El guiño de Bessent y la historia de los rescates del Tesoro de Estados Unidos en América Latina

La publicación de Scott Bessent, secretario del Tesoro de Estados Unidos, abrió un nuevo capítulo en la relación entre Washington y Buenos Aires. Con un mensaje en la red social X, el funcionario definió a la Argentina como “un aliado sistémicamente importante” y aseguró que el Tesoro está dispuesto a “hacer lo que sea necesario dentro de su mandato” para apoyar al país.

No fue una declaración menor: mencionó herramientas de intervención directa como líneas de swap, compras de divisas e incluso adquisiciones de deuda soberana a través del Exchange Stabilization Fund (ESF), el mismo mecanismo que en el pasado se utilizó en momentos críticos de México, Brasil y Uruguay.

El timing político no es casual. Bessent anticipó que se reunirán, junto a Donald Trump, con Javier Milei en Nueva York, en un momento en que la Casa Rosada busca reforzar las reservas del Banco Central frente a vencimientos de deuda y tensiones cambiarias. El eventual acuerdo de swap con el Tesoro norteamericano sería la primera señal de apoyo financiero directo a la administración libertaria, un gesto con fuerte valor simbólico y económico.

Estados Unidos y un recurso excepcional en la región

Aunque el FMI suele ser el canal preferido de asistencia multilateral, existen pocos antecedentes de auxilios bilaterales directos del Tesoro estadounidense en América Latina. En las últimas cuatro décadas, solo tres países recibieron este tipo de respaldo, siempre en contextos de crisis aguda.

  • México (1982 y 1995): Washington intervino primero con un préstamo puente de 1.850 millones de dólares para evitar el default en plena crisis de deuda, y más tarde con un paquete de 20.000 millones durante el “efecto tequila”. En ambos casos, el ESF fue la herramienta clave para estabilizar las reservas y contener el contagio regional.
  • Brasil (1998-1999): con el real bajo presión y riesgo de default, la administración Clinton participó en un salvataje de 41.000 millones coordinado con el FMI. El Tesoro estadounidense aportó directamente 5.000 millones, un gesto destinado a sostener a la principal economía sudamericana.
  • Uruguay (2002): tras la corrida bancaria que siguió al default argentino, Washington aportó 1.500 millones de dólares a través del ESF. Esa inyección resultó decisiva para estabilizar el sistema financiero uruguayo y frenar un colapso mayor.

En todos los casos, la asistencia fue extraordinaria y estuvo acompañada de exigencias de disciplina fiscal y reformas económicas, condiciones que Bessent volvió a remarcar en su mensaje sobre Argentina.

El modelo del swap y la comparación con China

El mecanismo que se negocia para Argentina sería un currency swap, similar al acuerdo vigente con China desde 2009. Se trata de un intercambio de monedas entre bancos centrales que permite reforzar reservas y, eventualmente, disponer de divisas para pagar deuda o intervenir en el mercado cambiario.

La activación del swap funciona en la práctica como un préstamo: los dólares entregados deben devolverse en la fecha acordada junto con intereses, generalmente calculados sobre tasas internacionales. Su impacto político es doble: asegura liquidez inmediata y envía una señal de confianza al mercado, pero también refuerza la influencia del país que ofrece la línea.

En el caso argentino, la apuesta es que un swap con el Tesoro estadounidense, cuyo monto podría rondar los 10.000 millones de dólares según especula el mercado, contribuya a estabilizar la transición económica en un año marcado por alta volatilidad financiera.

En abril de este año, el secretario del Tesoro de Estados Unidos hizo un viaje de menos de un día a la Argentina. Acá, con el ministro Luis Caputo.

Entre la historia y el presente

El gesto de Bessent ubica a Argentina en una lista corta de países latinoamericanos que recibieron apoyo directo de Washington. A diferencia de los rescates de México, Brasil y Uruguay, la situación argentina combina fragilidad cambiaria, altos compromisos de deuda y un gobierno que se presenta como aliado estratégico de Estados Unidos en la región.

En esa intersección entre economía y geopolítica, el eventual auxilio del Tesoro se inscribe tanto en la necesidad de Milei de sostener el plan de estabilización como en el interés de la Casa Blanca de consolidar vínculos con un socio clave en un escenario global de competencia con China.


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