[23 de septiembre de 2021] Horacio Rosatti es el nuevo presidente de la Corte Suprema de Justicia de la Nación en reemplazo de Carlos Rosenkrantz. Pero el desprestigio de parte de la magistratura, de la cual la Corte es la cabeza, va más allá de los nombres propios. El comentario editorial de Pablo Mercau en Puro Contenido Radio.
A Horacio Rosatti lo eligieron en una audiencia por zoom, con la participación de tres de los cinco miembros de la Corte Suprema de Justicia. Es interesante pensar que el órgano que está en la pirámide del Poder Judicial en Argentina, que por ejemplo falló contra el Gobierno en el tema de la presencialidad escolar, sigue todavía sesionando a distancia.
El desafío de la corte es administrar un sistema que es, de todos poderes del Estado, el más oscuro, el más monárquico, el menos transparente.
Los miembros de la Corte no pagan impuesto a las ganancias. Una de ellas, Elena Highton de Nolasco, está en el cargo todavía por un acuerdo político con Mauricio Macri, porque debiera estar fuera de la Corte por su edad.
La Corte se autogobierna a sí misma, saltando por encima de la Constitución y nadie dice “tal acordada de la corte es inconstitucional”, porque en definitiva, si alguien presentara un reclamo, terminaría al final del recorrido en la misma Corte Suprema de Justicia: la Corte es un perro que se muerde la cola.
