El Fondo Monetario Internacional (FMI) dio el ok al acuerdo de facilidades extendidas que le otorgó a la Argentina para refinanciar la deuda de US$ 44.500 millones contraída por la gestión de Mauricio Macri. El comunicado salió en la misma jornada del encuentro entre Kristalina Georgieva y Alberto Fernández.
“El personal técnico del FMI y las autoridades argentinas han llegado a un acuerdo a nivel de personal técnico sobre la segunda revisión bajo el acuerdo SAF de 30 meses de Argentina. El acuerdo está sujeto a la aprobación del Directorio Ejecutivo del FMI, que se espera se reúna en las próximas semanas. Una vez completada la revisión, Argentina tendría acceso a alrededor de US$ 3.900 mil millones (DEG 3.000 millones)”, indicó el organismo en un comunicado.
El Gobierno sostiene la tesis que todo el contexto, con las decisiones tomadas, busca “estabilizar” la economía y apunta en dos sentidos claros: por un lado, la acumulación de reservas en el BCRA. Por otro, el acuerdo político vinculado con el próximo Presupuesto 2023, instrumento que el FMI valora especialmente.
Massa cerró su gira y regresa con el acuerdo de Estados Unidos para la aprobación del FMI
Tanto el personal técnico del FMI como las autoridades argentinas ratificaron en las últimas horas los objetivos establecidos el año pasado y apuestan a que no existan modificaciones en el corto plazo.
Al margen de estos puntos centrales, al Gobierno y al FMI le preocupa la alta inflación. En el organismo sostienen, se lo transmitieron al propio Sergio Massa, que esa apuesta a no realizar cambios en el programa con el FMI constituye la quinta esencia del acuerdo y debiera contribuir a una baja de la especulación.
Algunos aspectos que el propio Massa llevó a Estados Unidos y que el FMI parece haber hecho parte de su agenda, lo que podría aventurar que, en una futura negociación, la Argentina tenga algunas herramientas adicionales para ganar márgenes de acción frente al organismo.
En su comunicado de los últimos días, la propia Georgieva reconoció algo que probablemente será mencionado hoy: el contexto más complicado, las presiones inflacionarias generadas por la guerra, la necesidad de contemplar a aquellos sectores de la sociedad que resultan más vulnerables y un acompañamiento al vector trazado en el presupuesto de discutir aquellas partidas del gasto público que, mediante exenciones, tienen como destinatarios a las empresas y no a las familias.
También es probable que exista la mención a la política fiscal, ratificando que el programa prevé el cumplimiento de un objetivo de déficit primario del 2,5 por ciento del PIB en 2022 y también del 1,9 por ciento del PIB en 2023, tal y como se menciona en el proyecto de presupuesto presentado la semana pasada.
A ello, habrá que sumarle un espaldarazo a las políticas que viene llevando adelante el BCRA, puntualmente el objetivo de ir generando tasas de interés reales positivas, en la idea de apuntalar la demanda de activos en pesos y, por esa vía, reducir presiones inflacionarias y hasta darle una “ayudita” a la no monetización del déficit.